Ante los gravísimos sucesos, en los que varios menores, de distintos puntos de España, han violado a sendas chicas, saltan voces críticas hacia los valores que predominan en la infancia y la juventud, y se echan las manos a la cabeza, en un gesto inútil, una vez que han ocurrido las agresiones, toda vez que los hechos, los delitos, no tienen vuelta atrás.
Esos mismos que exclaman cobre la crueldad que supone que los menores (en este caso todos varones) hayan agredido sexualmente a dos jovencitas y las hayan marcado, quizá para siempre, son los que despotrican sobre qué clase de Educación para la Ciudadanía se está dando. Si la asignatura no debería haber podido evitar los dolorosos sucesos de las jóvenes y sus familias.
Obviamente el argumento es ridículo, es como si por dar una clase de lenguaje, la adolescencia y la juventud escribiera en el móvil correctamente, en lugar de con las abreviaturas a las que están acostumbrados y que, la mayoría de las veces, les hace cultivarse en el arte del balompié, pero dando patadas al diccionario. Es un ejemplo anecdótico que podría extrapolarse a cada una de las asignaturas que se imparten en los distintos cursos y que chavales y chavalas no asimilan. No interiorizan las enseñanzas y, mucho menos, las convierten en fuente de inspiración para sus comportamientos cotidianos.
Aún con todo, lo más maniqueo del tema es que quienes se preguntan por las posibilidades de Educación para la Ciudadanía para inclucar valores a nuestros jóvenes, que puedan evitar desgracias como éstas, también son los que luchan por la no implantación de la asignatura, a pesar de la Sentencia del Tribunal supremo; los que azuzan la objeción y la desobediencia a las leyes democráticas del Estado; los que envenenan y enfrentan a la ciudadanía que, en muchas ocasiones, no tiene más información que la que dan estos personajes en los medios de comunicación.
Educación para la Ciudadanía tiene precisamente como objetivo ayudar a la infancia, a la adolescencia y a la juventud a que adquieran unos valores que les permita conformarse como personas respetuosas y solidarias con las demás. Es una asignatura que quiere ayudarles a construirse a sí mismas como personas de bien, en definitiva, como ciudadanos y ciudadanas que asumen la igualdad, la interculturalidad, la diferencia, los hábitos saludables...
Lo que cabe preguntarse en este punto, es si la sociedad española, sus distintos estamentos, los diferentes agentes socializadores como son la familia, la escuela o los medios de comunicación están a la altura, o todos necesitamos pasar por la asignatura para aprender respeto, tolerancia, solidaridad... en definitiva , buenas maneras para con nuestra propia dignidad y la de los demás como seres humanos, que pueblan un mundo globalizado en el que los desmanes como los cometidos por estos jóvenes, tienen que ser rechazados sin paliativos, analizando las causas profundas de estos suscesos, sin agarrarse a lo más fácil: achacar culpas. Y menos a quien no las tiene.
Y ello ocurre porque quienes siempre se han autoproclamado "provvedores en exclusiva" de la moral ya no llegan a la sociedad actual. Tampoco han logrado a lo largo de los años evitar este tipo de hechos u otros delitos, pero a pesar de ello obstaculizan y culpabilizan a quienes proveen de valores morales, éticos y cívicos a toda la ciudadanía. Y esa es una de las funciones de esta asignatura, aunque les pese a quienes ven tambalearse su poder omnímodo y exclusivo.
Fundación CIVES
Madrid, 22 de julio de 2009
0 comentarios:
Publicar un comentario